La institución contaba con una infraestructura tecnológica obsoleta tanto a nivel de software como de hardware, con una plataforma virtual licenciada basada en sistemas operativos desactualizados y sin soporte. Además, su data center requería una renovación urgente para garantizar disponibilidad, rendimiento y continuidad operativa.
Esta situación generaba riesgos críticos: vulnerabilidades en seguridad, baja disponibilidad, interrupciones frecuentes y altos costos operativos.